Memoria Institucional de geAm 2021

La economía del país, si bien empezó un proceso de recuperación en el año 2021, los efectos de mediano plazo de la sequía, la inundación y el Covid que desde el 2019 azotó al país, mantuvo la situación de contracción y en especial, en el sector de servicios y el comercio, sobre todo el transfronterizo. La pandemia, que continuó siendo una de las causas de dicha retracción, empezó a aflojar en la segunda mitad del año 2021, lo que llevó a una recuperación en el rubro de la manufactura. La recuperación económica estuvo detenida por las secuelas de la sequía y el principal rubro de exportación, la soja, tuvo una abrupta caída. Por ello, el efecto “derrame” sobre los sectores vulnerables, no se hizo esperar, dado que los precios de combustibles y alimentos subieron de manera casi exponencial. Se ha sumado a ello, las obstrucciones en la cadena de suministros y los problemas de logística de envíos como de recepción de productos vitales. En éste contexto, la guerra en Ucrania, afectó tanto global como localmente, con caídas en la colocación de los productos paraguayos en el mercado internacional. Se notó ésta situación en una inflación anual que hacía tiempo no se sentía. Los gastos relacionados a las medidas adoptadas para hacer frente al COVID, financiados en gran parte por la política de emisión de bonos soberanos, se espera tenga su efecto en el largo plazo, para poblaciones que heredarán las consecuencias de dichas medidas. El impacto en la economía paraguaya, hace urgente el abordaje de los obstáculos sociales y estructurales para un crecimiento sostenible e inclusivo. “La pandemia amenaza con dejar cicatrices duraderas en los indicadores sociales, revirtiendo años de progreso en la reducción de la pobreza, la desigualdad de género y de ingresos, y afectando la calidad del futuro capital humano. Además, la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos severos (sequías, inundaciones) genera inquietudes sobre las vulnerabilidades del país a las condiciones climáticas actuales y futuras. Por ejemplo, Paraguay se encuentra en el punto medio de la adaptabilidad y vulnerabilidad al cambio climático (puesto 94 entre 181 países según la Iniciativa de Adaptación Global de Notre Dame, ND-GAIN) debido a la falta de preparación para compensar vulnerabilidades significativas”. (Paraguay: Declaración final del personal técnico de la Misión del Artículo IV. 6 de abril de 2022. FMI). Con ésta situación en puertas, el país inicia un año principalmente marcado por la política en el año 2022. La carrera hacia cargos políticos ya se hizo sentir en las postrimerías del año 2021 y la expectativa ciudadana que se siente en la calle, es mínima hacia un cambio en el tradicional modelo del quehacer político del país. La corrupción generalizada, que permea a todas las instancias de gobierno y se ha anclado en la justifica paraguaya, así como la gran cantidad de políticos advenedizos que se han empotrado en todas las instituciones públicas, corroe la participación ciudadana y genera desmotivaciones para encarar soluciones en lo social, lo económico y en lo ambiental. En éste último componente, en lo ambiental, el FMI señala en su informe que “Para mejorar las políticas de la adaptación al cambio climático, Paraguay debería esforzarse en moverse hacia un marco de política integrada. La matriz de electricidad limpia del Paraguay se contrasta con las emisiones de CO2 relativamente grandes del sector agropecuario y el cambio del uso de la tierra. Las políticas de cambio climático de Paraguay siguen en su infancia, pero hay oportunidades en términos de aprovechar el potencial hidroeléctrico importante de Paraguay para facilitar las estrategias de adaptación e inversiones para la transición.”

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